Laicos Cristianos: Un Pueblo para Todos

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El filósofo Luigi Alici, ex presidente nacional de la Acción Católica Italiana, presentó, a finales de abril, una reflexión sobre las presidencias de la A. C. I. bajo el título «Un Pueblo para todos» (véase el n.6 de la Exhortación «Gaudete et Exultate»). «En primer lugar, se reafirma el carácter comunitario de la salvación, con vistas a acoger a la persona humana en la plenitud de su identidad, que es una identidad relacional, no individualista ni indiferenciada; uno no alcanza la salvación solo.»Además, el pueblo» no es una entidad amorfa en la que se ahoga la identidad personal: se trata de una deformación populista. Por el contrario, el pueblo es una comunidad humana articulada, formada por un tejido complejo de relaciones interpersonales que deben ser reconocidas y promovidas de acuerdo con una pluralidad de formas participativas. La exhortación del Papa Francisco muestra el carácter dinámico de la dimensión popular. Las naciones nacen, crecen, envejecen, pueden enfermarse, morir o sanar al igual que las personas. En resumen, la dimensión popular pertenece al ADN del hombre, siempre que se entienda de manera abierta, dinámica y universalmente inclusiva. Debemos hacer nuestra la invitación del Papa Francisco a no hablar de la gente, sino a vivir una inmersión generosa en su tejido frágil y vital, donde incluso los cristianos laicos, y no solo los pastores, deben tener el olor de las ovejas.»

El profesor Alici volvió sobre el tema del «pueblo» a nivel histórico y cultural, a través de las corrientes de la Ilustración, el romanticismo, el individualismo y el colectivismo marxista, hasta la Comunidad Europea de hoy, que nos ve en la encrucijada, como creyentes y ciudadanos, entre una sociedad anónima, al límite de lo impersonal, que predica la tolerancia y vive con indiferencia, o una comunidad cerrada, al borde del populismo, que predica la identidad mientras practica la intolerancia.»El juicio del filósofo es severo: «Dos modelos que a veces mezclamos de manera oportunista, hasta el punto de ser celosamente individualistas en la esfera privada y ferozmente moralistas en la esfera pública.»

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